jueves, 18 de julio de 2024

Un refugio en tonos monocromáticos...

Contemplando antiguas fotografías, una vaga sed  se despierta en tu interior, una nostalgia por tiempos nunca vividos. Anhelas atravesar ese marco, sumergirte en un mundo de tonos monocromáticos, sentarte junto a la carretera y observar a los lugareños en su cotidiano transitar.

Esas personas habitaron las mismas casas que ahora te cobijan, miraron la misma luna y respiraron el mismo aire. Sin embargo, su mundo era distinto, cubierto aún con el polvo de la frontera, lleno de porches delanteros, fogatas nocturnas y conversaciones sobre las cercas.

Te sumerges en la energía de los abarrotados bulevares, donde las multitudes se reúnen para contar chistes, esperar noticias o cruzar al azar, esquivando el tráfico.

Escuchas las voces de las madres llamando a sus hijos y observas la arquitectura de la vieja ciudad desvaneciéndose en una fantasmagórica neblina, mientras la gente descansa en las ventanas, buscando alivio del calor veraniego.

Sus vidas se despliegan ante ti. Sus rostros y miradas, fijos en otro tiempo, no saben que su historia ha sido escrita ya. Tú, un turista en este tiempo pretérito, solo puedes capturar una imagen para llevarte a casa, intentando comprender un fragmento de lo que fue vivir en otro momento. 

En el fondo, quizá siempre buscaste el marco, un refugio en tonos monocromáticos donde el tiempo se detenga y puedas ver tu propio reflejo.

Narrativas Etéreas...

Bajo el velo de la memoria, un puente invisible entre lo que fue y lo que es despliega sus sombras y destellos. Es allí donde la neostalgi...