«En la vastedad del espacio y en la inmensidad del tiempo, mi alegría es compartir un planeta y una época con Annie»: Carl Sagan
Este breve, pero poderoso texto de Carl Sagan encapsula, en una frase, la magnitud de la existencia y, al mismo tiempo, la intimidad del amor. Sagan, un científico profundamente consciente de la inmensidad del cosmos, se maravilla no solo por la extensión del espacio y el tiempo, sino también por la improbable fortuna de haber coincidido con Annie, su compañera, en un diminuto rincón del vasto universo. Es una reflexión que une lo cósmico y lo humano, lo trascendental y lo personal.
La “vastedad del espacio” y la “inmensidad del tiempo” son conceptos que suelen abrumar, evocan lo infinito e incomprensible, pero aquí Sagan los reduce a algo profundamente íntimo: el simple, pero extraordinario hecho de compartir la vida con alguien.
El reconocimiento de este encuentro como una fuente de “alegría” convierte la vida cotidiana en algo milagroso, casi como un fenómeno cósmico. Al compartir un planeta y un tiempo con Annie, el científico y el poeta en Sagan se encuentran, revelando cómo el amor otorga significado incluso en un universo que, desde una perspectiva científica, puede parecer impersonal y vasto.
Este texto subraya la idea de que, aunque el ser humano es pequeño en comparación con la inmensidad del cosmos, es precisamente en las conexiones humanas, en los encuentros improbables y significativos, donde reside lo milagroso.