jueves, 31 de octubre de 2024

La Tiranía de la Memoria: Resistiendo un Inevitable Olvido (IV)

La memoria se convierte, entonces, en una última trinchera, una endeble casa que, como los personajes de sus textos, nos protege de la tormenta del olvido solo por un breve instante. El futuro, con su manto de nada, se cierne como una inevitable sentencia

No es más que el umbral del olvido absoluto, ese lugar desde el cual recordamos, pero que jamás habitaremos realmente.

La Tiranía de la Memoria: Resistiendo un Inevitable Olvido (III)

Pero ¿quién decide qué merece ser recordado? Hay olvidos que parecen necesarios, escribe Nowhere Man, como si hubiera una secreta justicia en el acto de borrar ciertos recuerdos. 

El olvido, en su oro silencioso, a veces alivia, a veces destruye. Resistir el olvido es resistir la disolución misma del ser. Sin embargo, la resistencia es fútil en un mundo donde el tiempo es una fuerza que no concede tregua

Al final, todo se desvanece, todo es tragado por ese futuro que solo existe en su capacidad para devorar el presente.

La Tiranía de la Memoria: Resistiendo un Inevitable Olvido (II)

El olvido no es solo una consecuencia del tiempo, sino una intemperie que corroe la mente. Por eso el propio Nowhere Man se refugia bajo techos, buscando en las casas y en los autos una forma de contenerse, de protegerse de ese desierto exterior que amenaza con borrarlo todo. 

Existe una conexión implícita entre el olvido y la intemperie, como si al abandonar el refugio del interior se comenzara a perder fragmentos de lo que somos. El futuro, en esta lógica, no es más que el gran vacío donde todo lo vivido se disuelve

El futuro olvida porque no tiene raíces, porque no hay nada que lo sostenga, salvo los recuerdos que se escapan entre los dedos como arena. Y si el futuro olvida, entonces no existe. Solo se proyecta como un eco distante, desde el cual intentamos reconstruir lo perdido.

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