viernes, 27 de septiembre de 2024

Fragmentos Bajo las Ruinas…

Hay amores que no solo tocan el alma, sino que la desarman. Son fuerzas sísmicas que sacuden los cimientos de nuestra existencia, derribando la estructura de lo que alguna vez pensamos que era estable. Ese gran amor que alguna vez habitó mi vida, no solo derribó la casa que había construido alrededor de mi ser, sino que también agrietó los puentes que conectaban mis sentimientos con el mundo

Cada día era un ejercicio en el equilibrio perdido, un intento vano de mantener la compostura mientras los escombros se acumulaban a mis pies. 

Y aunque el tiempo pasó, las réplicas no hicieron más que subrayar la magnitud del impacto: breves amoríos, apenas destellos que no lograron provocar ni un temblor en comparación con aquel inicial terremoto.

Sin embargo, debajo de las ruinas, entre el polvo de lo que alguna vez fue, el gran amor aún respira. Es un vestigio silencioso, persistente, que se niega a desaparecer. Es irónico cómo aquello que derribó mis muros más sólidos aún vive bajo las piedras, escondido en las sombras de mi memoria, recordándome que algunas estructuras nunca se desmoronan del todo. 

El gran amor, con todo su poder destructivo, sigue siendo parte de los cimientos de lo que soy, una presencia soterrada que, a pesar del paso del tiempo, continúa dando forma a mi mundo interior. Porque, aunque las paredes hayan caído, el eco de ese amor persiste, un susurro constante que no deja de resonar en el vacío de lo que quedó.

Narrativas Etéreas...

Bajo el velo de la memoria, un puente invisible entre lo que fue y lo que es despliega sus sombras y destellos. Es allí donde la neostalgi...