jueves, 19 de septiembre de 2024

Susurrando en los Márgenes: Hope Sandoval y el Eco de lo Ausente

Es difícil recordar el eco exacto de “Fade Into You” cuando escuchamos a Mazzy Star desde un difuminado presente, pero la sensación que dejó en el aire sigue suspendida en el tiempo. Era 1994, y Hope Sandoval, con su desvanecida voz en susurros, parecía cantarle al silencio, acariciando con dulzura los acordes de David Roback

La década misma quedó atrapada en aquel lamento que no era de este mundo, donde lo etéreo se mezcla con el shoegaze en una especie de invisible danza. En esa melodía, Sandoval no simplemente cantaba, sino que invocaba la nostalgia de lo que nunca fue, una suerte de rito entre sombras y neblinas, inspirada por espíritus como Liz Fraser y Julee Cruise.

Pero Sandoval es más que una voz flotante. Ha unido fuerzas con Colm Ó Cíosóig, baterista de My Bloody Valentine, para conjurar Hope Sandoval & the Warm Inventions. En 2001, nos ofrecieron Bavarian Fruit Bread, un álbum que no es tanto una colección de canciones, sino un prolongado susurro a través de un minimalista paisaje sonoro, donde las cuerdas de Bert Jansch se entrelazan con la misteriosa oscuridad de Sandoval. 

Cada nota significó un paso más allá del indie, hacia una inexplorada tierra donde los recuerdos resuenan más fuerte que los sonidos presentes.

Después de una larga pausa en la que Sandoval colaboró con gigantes del aire como Massive Attack y los Chemical Brothers, se dio la oportunidad de regresar con Through the Devil Softly. Una producción musical que representa un viaje a los márgenes, un collage de susurros blues y, reminiscencias de un pasado que nunca se define, solo se siente. 

Su música nunca fue de este mundo, pero aquí, en este sonoro umbral, Sandoval ha madurado, su voz se ha vuelto un espectro tan melódico como inquietante. No hay comparación posible, excepto quizá con la capacidad que tiene Morrissey para transformar su dolor en melodía. Pero Sandoval, como siempre, es una solitaria sombra, una hechicera en su propio universo

Por aquel imperecedero y unamita otoño, Blonda mía…

Vacuidad...

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