lunes, 23 de septiembre de 2024

Veranos Fríos: Fragilidad Juvenil en la Obra de The Cure

La sombra del tiempo se cierne sobre las palabras que Robert Smith pronunció en el ocaso de un siglo, cuando la incertidumbre tecnológica cedía su lugar al peso de una transformación más íntima: la de la propia humanidad. En una entrevista del año 2000, Smith trazó la línea que dividía su paso hacia los 40, esa invisible encrucijada donde el individuo confronta el eco de su juventud, y con ello, también la música de Bloodflowers (2000). 

Un álbum que, a primera vista, podría parecer un último estertor ante el inminente desgaste, pero que en realidad es una obra de transición entre lo palpable y lo imaginado.

Cuando Bloodflowers llegó al mundo el 14 de febrero del cambio de milenio, su fragilidad se ocultaba bajo la aparente simpleza de sus acordes. Era el tercer eslabón en una cadena de desesperanza que The Cure había tejido desde Pornography (1982) y Disintegration (1989) pero su naturaleza no era la de una mera continuación; aquí, el tiempo jugaba un papel de redentor y verdugo a la vez

La figura de la mediana edad no solo acecha, sino que danza en cada nota, creando un espacio liminal entre el antes y el ahora.

Si bien se ha dicho que no alcanza las alturas de sus predecesores, Bloodflowers guarda un secreto, uno que se revela en el desgarrador susurro de “The Last Day of Summer”. Es en esa canción donde Smith encapsula la amarga belleza de lo inevitable, ese momento en que el sol baja y el frío se filtra lentamente en la piel, como el presagio de lo que se desmorona

El verano se convierte en un símbolo de la facilidad perdida, de la juventud que parecía infinita y que, ahora, con el ocaso, se revela lo mismo frágil que efímera. No es solo una canción de despedida; es una meditación sobre la melancolía, envuelta en el eco de guitarras que parecen arrastrar consigo los últimos vestigios de luz.

En la historia de The Cure, Bloodflowers puede no haber alcanzado la gloria prometida, pero en su sombría y vulnerable naturaleza, reside una verdad más profunda. Aquella que refleja cómo, al final, es la resignación lo que otorga sentido al paso del tiempo.

Narrativas Etéreas...

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