Nowhere Man transforma el pasado en una densa textura, en algo que se aferra a las palabras como si negarse al olvido fuera su única forma de resistencia. En uno de sus textos se plantea: “¿A qué edad empezamos a recordar?” La respuesta nunca llega, pero en su lugar surge una pregunta que no puede evitar: “¿A qué edad empezamos a olvidar?” Y, lo más inquietante: ¿por qué olvidamos lo que olvidamos?
El olvido, ese vacío selectivo que no responde a nuestra voluntad, se convierte en un misterio que Nowhere Man intenta desentrañar sin éxito, como quien busca sentido en la nada. “Uno no elige qué recordar y qué no”, escribe, señalando la tiranía de la memoria y el cruel azar que decide qué fragmentos se quedarán con nosotros mientras el resto se hunde en la oscuridad.
