La anécdota de la redada policial y el mito del bombón Mars, que la prensa amplificó, ilustran cómo la vida de Faithfull se convirtió en un espectáculo. Mientras la imagen de una joven seductora se proyectaba, su realidad era mucho más sombría.
Este episodio, que a menudo se trivializa, plantea preguntas sobre el papel de las mujeres en la cultura rock y la sexualización de sus cuerpos en un mundo dominado por hombres.
Marianne, de una familia aristocrática y con una belleza casi etérea, se convierte en un símbolo de la dualidad entre el deseo y la vulnerabilidad. Su situación encarna el costo del hedonismo, la lucha entre la búsqueda de placer y el peligro que representa.