martes, 1 de octubre de 2024

Transformando la Música en un Silente Refugio...

Cuando inicia la película The Piano (Jane Campion, 1993), Ada dice (voz en off) “No hablo desde los seis años […] Lo extraño es que no me siento muda. Es por mi piano”, estableciendo de forma temprana un vínculo vital entre Ada y el piano, convirtiéndolo en uno de sus sentidos. Ada se encuentra tan ineludiblemente unida a su piano que, aún dormida, recurre a su música.

“La voz que están oyendo no sale de mi boca. Es la voz de mi mente. No he hablado desde que tenía seis años, nadie sabe por qué, ni siquiera yo. Mi padre dice que es un talento misterioso que poseo y que el día que se me meta en la cabeza dejaré de respirar, será mi último día. […] Lo extraño es que yo no me considero silenciosa, debe ser a causa de mi piano”.

Estamos ante una profunda introspección sobre el personaje de Ada en The Piano, donde su relación con el piano trasciende lo meramente físico para convertirse en una extensión de su propia identidad y expresión. La afirmación de Ada, “No hablo desde los seis años […] Lo extraño es que no me siento muda”, es clave para entender la manera en que ha reemplazado el lenguaje verbal con la música. El piano no es solo un instrumento, sino su voz, su medio de comunicación con el mundo y consigo misma.

El hecho de que Ada no se sienta “silenciosa” revela cómo el piano ha llenado el vacío que dejó su mutismo. La música es su forma de conexión y supervivencia emocional. A través del piano, Ada encuentra una manera de expresarse que es tan rica, si no más, que el lenguaje hablado

Esta relación entre Ada y el piano es tan intensa que incluso en su subconsciente, cuando duerme, sigue conectada a su música, lo que sugiere que el piano no es solo una herramienta, sino una extensión de su ser.

La reflexión sobre el “misterioso talento” que menciona su padre introduce una dimensión mística y simbólica al silencio de Ada, convirtiendo su mutismo en algo más allá de una simple incapacidad física. Se insinúa que el silencio está íntimamente ligado a su existencia, como si fuera una elección inconsciente que define quién es. 

La posibilidad de que “el día que se me meta en la cabeza dejaré de respirar” recomienda que el silencio es un aspecto tan esencial de su vida que romperlo podría significar una ruptura existencial.

El piano no solo suple el silencio de Ada, sino que se convierte en su ser completo. A través de él, transforma la música en un lenguaje, un refugio, y una manera de existir en un mundo donde las palabras no tienen lugar para ella.

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