lunes, 19 de agosto de 2024

La Ascensión de Harrison en “Something”

En Abbey Road de 1969, “Something” emerge como la llave que finalmente abre la puerta de la expresión individual de George Harrison, un paso desde la sombra hacia la luz. Durante años, desde la formación de The Beatles en Liverpool en 1960, Harrison había permitido que Lennon y McCartney llevaran las riendas creativas. 

Sin embargo, al llegar al final de la década, el peso de la dominancia de sus compañeros se volvió cada vez más opresivo para Harrison, catalizando su necesidad de encontrar su propia voz en medio del tumulto creativo del grupo.

“Something” nace, paradójicamente, del resentimiento latente de Harrison, un sentimiento que se transforma en una de las manifestaciones más puras y hermosas del amor romántico en la música popular. Desde su lanzamiento, la canción ha dejado una indeleble huella en el corazón de quienes la escuchan, convirtiéndose en un espejo a través del cual se refleja la esencia misma del romance.  

Esta creación parece haber existido en un limbo etéreo antes de que Harrison la atrapara, casi como si hubiera caído de las alturas para ser materializada.

Es notable cómo Harrison, tan sorprendido por la perfección de la melodía inicial, casi se convence de que debía haberla tomado inconscientemente de otro lugar. Su humildad y asombro ante su propia creación reflejan la naturaleza casi mística de “Something”. 

James Taylor, cuya música pudo haber influido en Harrison, no dudó en absolverlo de cualquier sospecha de plagio, reconociendo que, en la música, todo es un proceso de reciclaje y transformación.

Cuando los Beatles llevaron “Something” a los estudios Abbey Road, la magia era palpable. Esta balada no solo captura el desconcierto y la ambigüedad del amor, sino que lo hace con una claridad y una sencillez que resultan casi desarmantes. 

Harrison logra encapsular un aspecto del amor que había permanecido inexplorado hasta entonces, revelando una sensibilidad hacia los matices de la experiencia humana que Lennon y McCartney no alcanzaban a tocar con la misma profundidad.

El productor George Martin, al escuchar “Something” por primera vez, supo de inmediato que Harrison había alcanzado un nuevo nivel como compositor. Martin, que hasta entonces había subestimado el talento de Harrison, finalmente reconoció el genio en su sencillez

Este tardío reconocimiento de Martin subraya la lucha interna de Harrison dentro del grupo, una batalla silenciosa por ser tomado en serio como un creador en igualdad de condiciones.

El ingeniero de sonido Geoff Emerick también fue testigo del poder unificador de “Something”. En un momento en que los Beatles estaban al borde de la desintegración, la canción logró unirlos, aunque haya sido fugazmente, en un esfuerzo común por capturar su esencia. La paciencia y el respeto con los que abordaron la grabación de la canción son testimonio de su reconocimiento del valor de la obra de Harrison.

La resonancia de “Something” trascendió incluso la existencia de los Beatles como grupo, encontrando eco en artistas que la describieron como una de las mejores canciones de amor jamás escritas. Sus múltiples versiones del tema de Harrison, ayudaron a cimentar la canción en el canon de la música popular, donde continúa siendo una de las composiciones más reinterpretadas y veneradas.

Incluso después de la muerte de Harrison, “Something” sigue viva, no solo como un recordatorio de su talento, sino como un símbolo de la complejidad del amor y la vida. La canción, con su modestia y ausencia de grandilocuencia, resuena con una verdad que trasciende las generaciones, invitando a cada nuevo oyente a descubrir su discreta belleza y su profunda humanidad.

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