Estas frases, que fluyen sin esfuerzo, serán mi confesión, un símbolo de mi entendimiento tardío: nuestra presencia en la tierra es fugaz, un fragmento compartido en el vasto tapiz de la existencia.
Desde esta, mi soledad, seré la voz de lo imperioso, las palabras que se deslizan entre los pliegues del tiempo, murmullos persistentes que he compartido desde el albor de mi memoria.