sábado, 21 de septiembre de 2024

El susurro de lo inasible: El legado de De Maré y Vigo: “Formica Blues”

Cuando el viento del tiempo acaricia las costas del olvido, emergen aquellas obras que parecían destinadas a desvanecerse en el eco. Formica Blues (1997) es una de esas obras, un susurro que vibra en las fronteras de la memoria, pero cuyo pulso aún resuena en las aguas profundas de la música contemporánea. 

Siobhan de Maré, etérea y magnética, es la voz que atraviesa ese manto, una sirena cuyas notas flotan como si fueran recuerdos suspendidos en la bruma. Junto a Martin Vigo, el alquimista sonoro, tejieron una amalgama de jazz, electrónica y trip-hop que desafía las lineales narrativas del tiempo.

La colaboración de ambos fue una silenciosa coreografía entre lo mecánico y lo orgánico, donde la fragilidad humana se abrazó a la fría precisión tecnológica. En esa convergencia, el álbum se convierte en una cápsula de tiempo, una obra que, como el mármol, desafía el desgaste.  

De Maré no canta, susurra, murmura verdades que parecen caer como gotas sobre un océano de sintetizadores. Mientras tanto, Vigo, en su rol de arquitecto sonoro, construye paisajes donde lo familiar se deforma y lo cotidiano adquiere tintes surrealistas.

El legado de Formica Blues no radica en su éxito comercial o en las listas de éxitos, sino en su capacidad para fluir a través de las grietas del tiempo y llegar a aquellos que están dispuestos a escuchar lo que no se dice. 

Es un testimonio de cómo el arte puede ser tanto un reflejo del tiempo como un desafío a su transitoriedad, y en el centro de esta odisea están Siobhan de Maré y Martin Vigo, los navegantes de este océano sonoro.

Narrativas Etéreas...

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