jueves, 26 de septiembre de 2024

Entre Líneas: El Deseo en la Fragilidad del Papel...

Las cartas entre nosotros significaron ese silencioso gesto que nos permitía revelar deseos que, en la inmediatez del encuentro, se ocultaban bajo capas de control. En el refugio de la distancia, el papel se convertía en un íntimo confidente donde las palabras tomaban un nuevo cuerpo, uno que no temía desvestirse ante el otro. 

En cada trazo, en cada línea, se insinuaba lo que la cercanía física reprimía: un deseo que ardía en silencio, contenido entre márgenes, fluyendo libre en esa corriente entre lo dicho y lo sentido.

Curioso fue cómo el vacío que nos separaba podía transformar nuestras palabras en caricias. Escribir se tornó entonces un acto de vulnerabilidad y entrega, una declaración que se deslizaba con la lentitud de quien acariciaba piel ajena a la distancia. No hablábamos ya solo de preguntas o confesiones; hablábamos de lo que las manos temían, anhelaban, tocar, de lo que los labios callaban en la cercanía del aliento. 

Lo que en nuestras cartas nos permitíamos desbordar con sutileza, en el encuentro físico quedaba sofocado por el temor al descontrol, al incendio de las emociones.

Y tal vez sea en aquella lenta combustión, donde las palabras significaban el fuego que nunca terminaba de consumirnos, donde el deseo encontraba su expresión más plena. Porque la distancia no solo nos permitía decir lo indecible, sino sentir lo impronunciable. En aquel juego de ausencias, la carta se convirtió en un puente donde ardíamos sin abrasarnos, donde las palabras se desplegaban como una piel que tocaba sin tocar

Y en esa caricia a la distancia, encontramos la cercanía más íntima, la que solo el escondido deseo pudo alimentar. 

Aquellas Cartas en la Intimidad de la Distancia

¿Recuerdas, Ma Divine Gina?

Narrativas Etéreas...

Bajo el velo de la memoria, un puente invisible entre lo que fue y lo que es despliega sus sombras y destellos. Es allí donde la neostalgi...