jueves, 12 de septiembre de 2024

La Distancia del Fulgor en lo Conocido…

El brillo que solía emanar de lo habitual ha dejado de sorprenderme. Frente a esa misma cara, frente al mismo reflejo, se ha diluido la capacidad de encontrar lo nuevo. Me he sumido en la repetición, en un ritual silencioso donde lo familiar se transforma en un escenario sin sorpresas. La belleza se ha ocultado, como si esperara un motivo para resurgir, pero no sé cuánto tiempo lleva allí, agazapada entre las arrugas de lo cotidiano.

Los días se suceden sin promesas, mientras sigo mirando el mismo rostro, esperando el destello que alguna vez lo hacía único. Quizá, en algún momento, un pequeño gesto logre arrancar de la rutina una chispa que ilumine nuevamente esa sonrisa que hoy parece ausente. No es tanto el paso del tiempo lo que pesa, sino la distancia que ha crecido entre nosotros y la capacidad de maravillarse por lo que siempre ha estado frente a nosotros.

Me pregunto: ¿volverá a resplandecer? Y si lo hace, ¿seré capaz de reconocer esa luz o habré olvidado cómo verla? En la repetición diaria, el alma también se adormece. Lo que se espera no es un cambio drástico, sino la reaparición sutil de lo que siempre ha estado ahí, esperando ser escuchado.

Vacuidad...

La vida se escapa sin que siquiera entendamos su carga. Llegamos a ella en nuestra ignorancia , demasiado bisoños para captar su signific...