Sobre Sueño Stereo (1995), Gustavo Cerati revela una reflexión sobre el estado del grupo en el momento de creación del álbum. Cerati comenta que el proceso creativo detrás del disco fue resultado de dos años y medio de trabajo, un tiempo que refleja la madurez y evolución de Soda Stereo como grupo.
Lo primero que destaca es la libertad que el grupo sintió durante la creación del álbum. Para Cerati, ya no había una necesidad de competir o de sostener la presión de ser los mejores durante una década más. Soda Stereo ya había alcanzado un estatus “clásico”, lo que les permitió enfocarse en hacer música desde una perspectiva más relajada, sin preocuparse por cumplir con expectativas externas o establecer nuevos hitos.
En este sentido, Sueño Stereo es un reflejo auténtico de esa fase de la agrupación, libre de la presión de triunfar o innovar por obligación. La “presión del no presionarse” permite que la música fluya naturalmente, dando lugar a un álbum que, a pesar de no estar diseñado para ser revolucionario, termina siendo una de las obras más innovadoras del grupo.
Cerati menciona también el impacto de Dynamo, el álbum anterior de los argentinos, y la valoración que tuvo con el tiempo. Sueño Stereo no solo recoge el legado experimental de Dynamo, sino que lo sintetiza con una sonoridad más accesible pero igualmente vanguardista.
La combinación de sonidos y la riqueza de las letras en Sueño Stereo marcan un punto alto en la carrera de Soda Stereo, a pesar de que el grupo no buscaba conscientemente alcanzar ese nivel de innovación.
La combinación de sonoridad y letras que Cerati menciona como innovadora, sin haber sido algo deliberado, subraya el carácter natural de su evolución como músicos.
En lugar de perseguir conscientemente la innovación, el grupo dejó que la música hablara por sí misma, resultando en un álbum que, a pesar de no haber sido diseñado como una “obra maestra”, se posiciona como un pilar esencial en su carrera y en la historia del rock latinoamericano.
