viernes, 13 de septiembre de 2024

La Musa Invisble: Janet Planet y el Lado Oculto de “Brown Eyed Girl”

Dentro del sonoro caleidoscopio que es la carrera de Van Morrison, pocas figuras son tan esquivas y a la vez tan intrigantes como Janet “Planet” Rigsbee. Su nombre aparece tímidamente en la biografía del artista, apenas una nota al pie en su legado, pero su presencia, aunque difusa, reverbera en las notas de algunas de sus composiciones más icónicas, como “Brown Eyed Girl”

Sin embargo, ¿qué representa Janet realmente en el cosmos de Morrison? ¿Es la musa detrás de esta canción, o simplemente una coincidencia cósmica que reflejó sus ojos marrones en los versos de Morrison?

El misterio envuelve a Janet de la misma forma que la música envuelve a su creador. Al igual que el propio Morrison, que se deleita en confundir y distanciarse de las explicaciones claras, Janet Planet parece habitar una realidad paralela en la que lo personal y lo estético se entrelazan. 

En su figura, se manifiesta la ensoñación de la época: el ideal de la mujer de ojos profundos y alma libre, que baila al borde de la realidad y el mito. Como una terrenal diosa, Janet se convierte en un espejo en el que Morrison proyecta sus recuerdos, sus esperanzas, e incluso sus incertidumbres.

¿Era “Brown Eyed Girl” una carta a Janet? La respuesta se desvanece entre acordes de guitarra y ambiguos versos. No obstante, su presencia como musa no necesita ser confirmada; está implícita en la nostalgia que atraviesa cada acorde, cada nota, cada palabra que Morrison pronuncia con su habitual reticencia a desvelar más de lo necesario. 

Al igual que Janet, la canción habita un espacio entre lo dicho y lo imaginado, entre lo evidente y lo oculto.

Janet Planet es el alma que permanece en las sombras de la música de Morrison, un faro silencioso que iluminó una parte esencial de su carrera, aunque nunca haya reclamado su lugar bajo los reflectores. 

Como una suave brisa, su impacto es invisible, pero se siente profundamente en cada rincón del universo musical que Van ha creado. Janet, con su presencia silenciosa, sigue siendo la mujer de ojos marrones que, aunque nunca se nombre, siempre estará presente en el imaginario colectivo que Morrison ha tejido.

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