domingo, 20 de octubre de 2024

La Encrucijada de una Flotante Existencia...

El día comienza con una sensación de renacimiento. Ma Belle Sirène, al ser alzada del suelo por Nowhere Man, siente que ha emergido de una soñada existencia, una vida que no fue más que una horizontal proyección. Desde ese momento, una inexplicable gratitud la invade, transformando su cuerpo en algo casi incorpóreo, una nube que flota a través del tiempo y el espacio hasta llegar a casa al caer la noche. 

Es como si solo en esa mañana hubiese comenzado realmente a existir, como si el mundo previo hubiera sido un espejismo.

La oscuridad, sin embargo, trae consigo una distinta inquietud. La cama, que hasta entonces era símbolo de descanso y refugio, la expulsa de su seno. Ma Belle Sirène despierta con el corazón latiendo desbocado, sintiendo que la protección del sueño se ha disuelto

Al mirar hacia la ventana, se encuentra con el rostro de Nowhere Man reflejado en el cristal, mirándola desde una imprecisa distancia, pero familiar. Intenta escapar de esa mirada cerrando la cortina, pero su presencia parece impregnada en el aire, siguiendo sus movimientos desde un rincón que Ella no puede identificar.

El espacio en su habitación parece haberse transformado. Su cama sigue siendo cama, pero esa aparente permanencia encierra una perturbadora ambigüedad. Todo lo tangible se vuelve dudoso, mientras la figura de Nowhere Man se desvanece y reaparece, recordándole que su presencia no solo está en el reflejo, sino en la esencia misma de su nocturno ser

(Por ese neostálgico reflejo que sigue sin desaparecer, Ma Éthérée Andrea…)

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