Si la humedad de la tarde se cuela entre las calles que aún recuerdan tus pasos, y buscas refugiarte en los brazos que alguna vez fueron abrigo en la tormenta. Si el mutismo de la noche te devuelve el eco de ese dialecto que tejimos entre los susurros, uno que solo nosotros conocíamos.
Si decides volver a dibujar sombras de luna en lo que creímos eterno. Si el llamado del trópico, incansable, te arrastra entre sus verdes secretos.
O si la oscuridad toca tu ventana con la misma insistencia que nuestros recuerdos, entonces, aquí estaré, con el umbral siempre abierto, aguardando el eco de tu llegada.