Si en el murmullo del agua sobre el pavimento recuerdas que hay un espacio entre mis brazos que sigue esperando. Si el peso del silencio te arrastra de nuevo a ese oculto lenguaje, tan nuestro, que creíamos perdido entre las sombras de lo no dicho.
Si regresas a pasear lunas que solíamos contemplar, dejando que sus reflejos impregnen los recuerdos que habíamos encerrado. Si la selva, insaciable, te reclama con su verdor implacable.
O si el nocturno manto de tu refugio se hace demasiado pesado, la puerta quedará entreabierta, como siempre, para cuando decidas cruzar el umbral del pasado.