martes, 22 de octubre de 2024

Una Pasajera Sensualidad ...

Ella lo vio primero, como si en ese instante la atmósfera alrededor se hubiese detenido. No apartó la mirada cuando sus ojos vagabundos, errantes, pero determinados, se cruzaron con los de Ella. En ese primer cruce de miradas, algo indescriptible ocurrió, un destello que rozó los bordes de lo inexplicable. 

Él, Nowhere Man atrapado en su propio laberinto interno, cargaba consigo el peso de las lágrimas que no brotaban, una violencia latente que se arremolinaba en su interior, haciéndolo visible ante ella como más que un simple caminante.

Para él, sin embargo, ella era Ma Belle Sirène, una sensual imagen flotando en medio de su trayecto, una fascinante aparición que lo atraía sin más propósito que el deseo. 

Pero en esa atracción, en esa presencia que lo sobrecogía, no había espacio para la comprensión, solo para una apreciación superficial de lo que Ella representaba: una seductora figura entre la multitud, algo más agradable que el paisaje habitual de su errante caminar entre facultades.

Aunque sus miradas se encontraron, los mundos que habitaban seguían distantes, imposibles de reconciliar. Ella lo sintió como un enigma, una contradicción viva que la atrapó por un segundo, un ser lleno de sombras y luces que la conmovió más allá de lo racional. 

Él, por otro lado, se perdió en el espejismo de su propia percepción, viendo en Ella solo un cuerpo, una sensualidad pasajera en el largo viaje de su soledad. Así, aunque ambos caminaron el mismo espacio, la distancia que los separaba era inabarcable.

 

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