martes, 1 de octubre de 2024

Una vida que no se dice: "My Life Without Me"

Entre las sombras de una lluvia que acaricia, los personajes de My Life Without Me (2003) se deslizan en una suave danza entre lo que se deja atrás y lo que nunca llega. Ann, interpretada con la fragilidad de un susurro por Sarah Polley, es una joven que ha vivido una vida sencilla, pero cuyo horizonte se desmorona con la brusquedad de un diagnóstico terminal

No hay grandes explosiones de dolor, no hay gritos que quiebren el aire; solo el silencio, un silencio que Ann elige como su confidente. A medida que la muerte se aproxima, ella opta por no compartir su destino, sino por vivirlo en secreto, tejiendo un final íntimo, lejos de los ojos de quienes ama.

La decisión de no revelar su enfermedad es un acto que trasciende lo humano, rozando lo etéreo. Es una elección que permite a Ann preservar la pureza de sus días restantes, y en ese espacio vacío, las pequeñas acciones —grabar mensajes de cumpleaños para sus hijas, oír el latido del amor que aún duerme a su lado— adquieren un peso cósmico, como si cada gesto fuera una ofrenda final

El tiempo, que en otros relatos podría ser devorado por el miedo, aquí se convierte en un aliado, extendiendo su manto para que Ann se envuelva en él.

Isabel Coixet dibuja este universo con la delicadeza de un sueño apenas recordado. No es la muerte lo que domina el relato, sino la vida en sus intersticios, esos momentos que Ann decide vivir sin testigos. La inesperada relación con un desconocido, interpretado por Mark Ruffalo, es solo otra capa de esta neblina donde el deseo y la despedida se entrelazan sin juicios ni explicaciones. 

Es una conexión nacida en la quietud, una fugaz comprensión entre dos seres que ya están, en cierto modo, alejadas del bullicio de los vivos.

My Life Without Me no es un lamento, sino una oda a la despedida serena, donde cada acción es un eco del último suspiro. El viento suave de Coixet, la luz tenue que nunca se apaga del todo, nos invitan a habitar ese umbral donde lo finito y lo eterno se tocan, aunque solo sea por un instante.

Vacuidad...

La vida se escapa sin que siquiera entendamos su carga. Llegamos a ella en nuestra ignorancia , demasiado bisoños para captar su signific...