La “respiración entrecortada” es el síntoma de una profunda soledad, la dificultad de habitar un mundo donde “hacer amigos” es una tarea casi imposible.
En este universo, la amistad se presenta como un lujo, algo que se escapa, y en esas “fatales medianoches”, cuando toda falta, la carencia se vuelve insoportable.
No es solo la falta de un amigo o una amiga lo que duele, sino la imposibilidad de hacer que lo inolvidable se quede. Las medianoches son el espejo de la fragilidad, momentos en que se enfrenta a lo que jamás podrá recuperarse.