martes, 20 de agosto de 2024

A través del Crepúsculo: Laura…

En el fugaz umbral entre el crepúsculo y el ocaso, la casa del mundo resplandece con una ambigua y tenue luz. La lluvia se convierte en un enigma sin descifrar, una sinfonía de gotas que se despliegan en el aire como dispersos secretos. 

Las palabras, tan limitadas en su alcance, palidecen ante el vasto silencio de este etéreo momento.

Si mis dedos pudieran deslizarse por la certeza de tu piel, desearía que el sendero se adentrara en el corazón de la noche. Imagino la humedad compartida como un manto de intimidad, envolviéndonos en un triunfante abrazo en medio del torrente. 

No obstante, aquí estoy, con los brazos vacíos, testigo del efímero resplandor que emana de los árboles. La indiferencia de los transeúntes se convierte en un distante eco, mientras la memoria se aferra a la imagen de una ciudad del sur, donde nuestras risas solían fusionarse con la lluvia.

La dicha, siempre esquiva, nos fue arrebatada, y en el recuerdo persiste aquel trivial comentario sobre la felicidad de pasear al perro bajo la lluvia. Este fragmento de la existencia, inmortalizado en la melancolía de lo no vivido, se convierte en un espejo de nuestro inalcanzable anhelo.

Narrativas Etéreas...

Bajo el velo de la memoria, un puente invisible entre lo que fue y lo que es despliega sus sombras y destellos. Es allí donde la neostalgi...