El artista plástico, diseñador y editor mexicano Vicente Rojo, fallecido en marzo de 2021, es aclamado como uno de los grandes artistas de las vanguardias estéticas de los años 50 y 60.
Su legado, especialmente conocido por la icónica portada de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, eclipsa una verdad menos conocida: la primera edición del libro, publicada el 30 de mayo de 1967, llevó en su portada un diseño hecho por la artista argentina Iris Alba, antes conocida como Iris Pagano.
Aunque la portada de Rojo se convirtió en la emblemática imagen de la novela, la obra de Alba, realizada en un momento de urgencia editorial, ha quedado en el olvido.
Iris Alba, nacida en 1935 en Buenos Aires, fue una pionera en el diseño gráfico, influenciada por su experiencia en Nueva York y sus contactos con el pop art. A principios de los años 60, trabajó para la editorial Sudamericana, creando innovadoras portadas que reflejaban su visión estética.
Entre sus trabajos, el diseño de la primera edición de Cien años de soledad se destacó por su arriesgado y evocador enfoque visual, que, a pesar de ser efímero, capturó la esencia de la novela.
A pesar de su significativa contribución, la figura de Iris Alba ha sido casi completamente eclipsada por la fama de Rojo. Su diseño de la portada, con elementos que exploraban la profundidad de la obra de García Márquez, y su singularidad como mujer en el campo del diseño gráfico de los años 60, merecen reconocimiento.
El olvido de su trabajo y la invisibilidad de su trayectoria reflejan una histórica injusticia que resuena con las tragedias personales que vivió, incluyendo el secuestro y desaparición de su esposo, el poeta Miguel Ángel Bustos, durante la dictadura argentina.
Este acto de reivindicación de su memoria parece un eco tardío de su impacto y una llamada a recordar el arte que se esconde en las sombras del pasado.
