miércoles, 9 de octubre de 2024

Amor, Paternidad, Música: “Beautiful Boy” como Puente Eterno...

En la encrucijada del arte y la vida, John Lennon se erige como un mito cuyas notas resuenan más allá de la simple mortalidad. Entre el frenesí de la Beatlemanía y el resplandor de una vida más pausada, Lennon vivió dos paternidades distintas, tan opuestas como complementarias.  

Julian, su primogénito, nacido en el bullicio del éxito, y Sean, el hijo que llegó cuando la tormenta había pasado, revelan dos facetas de un hombre que anhelaba la cercanía, pero que, al mismo tiempo, temía perderse en la marea del mundo.

Cuando Sean irrumpió en su vida, algo profundo se despertó en Lennon. El amor que nunca pudo entregarle a Julian parecía arremolinarse en cada mirada hacia su nuevo hijo, como si el tiempo y la vida le dieran una segunda oportunidad. 

En un acto de redención y legado, Lennon compuso “Beautiful Boy (Darling Boy)”, un himno que trasciende la música para convertirse en un eterno susurro a su hijo, un eco que sigue resonando en los corazones de quienes aún escuchan. 

Sean, entonces un niño de cinco años, ya se erguía como el pilar de una redescubierta felicidad, y Lennon, al componer, depositaba en la canción los fragmentos de lo que no pudo ser.

A lo largo de las sesiones de Double Fantasy, la imagen de Sean permanecía como un constante faro, una brújula emocional que guiaba cada acorde. Lennon colocaba su foto entre los altavoces, como una omnipresente presencia que no le permitía perder el hilo de su propósito: ser un padre en plenitud

Cada estrofa de “Beautiful Boy” se convertía en una confesión, una súplica para no repetir los errores del pasado. El amor y la culpa se entrelazaban en cada verso, como si Lennon supiera, de algún modo, que esa sería su última ofrenda.

Con una letra que desvela el alma, “Beautiful Boy” no es solo una canción; es una oculta despedida, una premonición del artista que, de manera casi profética, pareció entrever su destino. “La vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”, reza uno de sus versos más memorables, una verdad simple que Lennon legó a la posteridad. 

Tanto Paul McCartney como Yoko Ono seleccionaron esta canción en cruciales momentos de sus vidas, como si su eco cargara el peso de una verdad universal: la música puede ser el último refugio del amor.

Narrativas Etéreas...

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