Cynthia Lennon, la primera esposa de John Lennon, se ha mantenido como una figura a menudo relegada en la narrativa más amplia de la historia de los Beatles. Si bien “Hey Jude” fue escrita para consolar a su hijo Julian en un momento de ruptura familiar, la figura de Cynthia queda implícita en las melancólicas notas que Paul McCartney vertió en la composición.
Ella no solo representaba a una mujer que, tras el auge de la fama de los Beatles, enfrentó la separación y el silencio, sino que también simboliza a tantas madres de la posguerra que, mientras el mundo cambiaba vertiginosamente, quedaron a la sombra de las grandes narrativas masculinas.
A través de “Hey Jude”, la historia de Cynthia emerge en un tono más profundo: el dolor de la separación que McCartney buscaba aliviar en Julian era también el reflejo de una época donde las mujeres como Cynthia debían lidiar con la ruptura en silencio, mientras la música y el mundo a su alrededor continuaban.
En cierto sentido, la tristeza de la canción no solo consuela a Julian, sino que también encapsula la silente tristeza de quienes, como Cynthia, vivieron las fracturas familiares desde la periferia emocional.
En la lírica que pide “don’t make it bad” se encuentra la súplica de muchas voces calladas, aquellas que también querían tomar una canción triste y hacerla mejor, aunque su papel quedara fuera del foco central.