La música de Devics, formada por Sara Lov y Dustin O’Halloran, se despliega como un lienzo etéreo que invita al oyente a flotar entre capas de vulnerabilidad y misterio. Este dúo, que surgió de una conexión artística en una clase de dibujo, ha creado un espacio sonoro donde lo tangible se disuelve en lo inmaterial, creando una experiencia inmersiva que trasciende las limitaciones de la realidad.
En el centro de su propuesta musical está la combinación de la delicadeza melódica de O’Halloran y la onírica voz de Lov, cuya narrativa de vida se convierte en un motor emocional profundo para la creación de estos sonoros paisajes.
La infancia desgarradora de Lov, marcada por el trauma de un secuestro y la separación de su hermana, se filtra en la música de Devics como una búsqueda constante de escape. La música se convierte en el refugio donde Lov puede procesar su dolor y su añoranza.
La etérea atmósfera que logran construir está impregnada de esta experiencia, donde cada nota y cada melodía parecen flotar en un espacio de distancia emocional, sin llegar nunca a tocar tierra. En el escenario, la elección de un tocadiscos para proporcionar las pistas de apoyo a su voz y guitarra subraya este enfoque, desafiando las convenciones del directo y resaltando la dimensión introspectiva y distante de su música.
La etereidad en Devics no solo proviene de las texturas sonoras cuidadosamente construidas por O’Halloran, sino también de la capacidad de Lov para habitar esas melodías con su voz, evocando una sensación de fragilidad y resistencia a partes iguales.
En cada tema, hay una tensión entre el deseo de escapar y la imposibilidad de hacerlo, una dinámica que convierte su música en una experiencia cargada de profundas emociones que resuenan más allá de lo audible.
