lunes, 12 de agosto de 2024

La ceguera anticipada

En una mañana de octubre de 1967, el tiempo parece detenerse en las aulas de la Universidad de Buenos Aires. Jorge Luis Borges, perdido en los laberintos de la literatura inglesa, guía a sus estudiantes a través de un mundo de palabras y sombras. 

De repente, la quietud se rompe; un joven irrumpe en el aula, trayendo consigo la noticia de la muerte de un mito, el Che Guevara. Con la urgencia del fervor, exige que las clases se detengan para rendir homenaje.

Borges, inmerso en su propio espacio de pensamiento, responde con una calma que desafía la marea: el tributo puede esperar. Sin embargo, el joven insiste, su voz cargada de determinación: “Debe ser ahora, y usted debe marcharse”. 

Pero Borges, un maestro de los espacios interiores, se niega a ceder. Con firmeza, responde: “No pienso moverme. Si se cree tan valiente, venga a sacarme de aquí”.

Ante la amenaza de apagar la luz, Borges esboza una sonrisa que encierra toda la ironía del destino: “He tomado la precaución”, dice con serenidad, “de ser ciego, anticipando este instante”.

Narrativas Etéreas...

Bajo el velo de la memoria, un puente invisible entre lo que fue y lo que es despliega sus sombras y destellos. Es allí donde la neostalgi...