domingo, 27 de octubre de 2024

La Nostalgia del Silencio

La cinta de Sofia Coppola, Las vírgenes suicidas (1999), se convierte en un relato donde la música no únicamente acompaña, sino que desvela, con su suave melancolía, las emociones más profundas de sus personajes.  

Air, con su estilo que desafía las líneas del tiempo, nos transporta a un estado de ensueño, un espacio donde lo que se recuerda se mezcla con lo que nunca fue. Esa dualidad, ese enfrentamiento entre la nostalgia y la realidad, se convierte en el alma no visible de la cinta, un eco que se despliega con cada nota.

En las escenas clave, donde las hermanas Lisbon y los muchachos del vecindario intercambian canciones por teléfono, lo que parece ser un puente hacia la conexión se convierte en un recordatorio de lo inalcanzable

Las canciones elegidas, tanto por ellas como por ellos, son como pequeñas cápsulas de lo que no puede decirse. “Alone Again (Naturally)” resuena con la inquebrantable soledad de las Lisbon, mientras que los muchachos, con sus elecciones más sentimentales, como “Run to Me”, se pierden en la superficie de los deseos no comprendidos.

Esta disonancia, esta incapacidad de verse realmente, convierte a la música en el símbolo perfecto de la incomunicación, de la distancia que crece, no solamente entre los personajes, sino entre el pasado y el presente, entre lo que se quiere recordar y lo que en realidad fue.  

Las vírgenes suicidas, con su banda sonora cuidadosamente seleccionada, nos recuerda que la nostalgia es a menudo una ilusión, un eco de una canción que nunca tuvo fin.

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